Dos días después de la batalla de Barcelona se pone en marcha la Columna Durruti.Por primera vez en la historia, las columnas para ir al frente se forman de un modo espontáneo, sin listas, sin llamamientos que obliguen a la movilización, por lealtad a los ideales y confianza en los líderes. La Revolución se extiende a medida que avanzan las columnas de milicianos. Los pueblos tomados a los fascistas dejan de gobernarse por los viejos métodos y adoptan las colectivizaciones propuestas por los anarquistas. Sí, ya lo sé. Es una historia distinta a la que he pretendido narrar en El Día de Barcelona. Es la continuación o, mejor dicho, la consecuencia. Aún no sé si lanzarme. Dentro de poco hablaremos de eso.
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