GENERAL JOSÉ ARANGUREN
Pese a lo que se haya podido decir, la posición de la Guardia Civil junto al gobierno legítimo no decidió la batalla de Barcelona. Sin embargo, constituyó un voto de confianza para los paisanos que combatían en la calle y, sobre todo, fue un golpe duro para los facciosos. El final habría sido el mismo, pero el esfuerzo del pueblo habría sido mucho mayor.
Aranguren no lo tuvo fácil. Como general en jefe de la Guardia Civil de Cataluña debía tomar una decisión y, a sabiendas de que muchos de sus oficiales se habrían pasado al bando rebelde sin dudarlo, optó por continuar fiel al gobierno. Y con él, la mayor parte de los miembros del cuerpo. He procurado mantener al personaje un poco al margen de la acción, si bien me parece que sus combates telefónicos con el general Goded, responsable de la rebelión en Cataluña y Baleares, tienen la fuerza necesaria para dar a entender la importancia de su presencia en la batalla. De hecho estoy seguro de que fueron sus órdenes, y poco más, las que consiguieron que el coronel Escobar, Brotons y otros jefes de la Guardia Civil conservasen su lealtad a la República.
Como era de esperar en un hombre de honor, fue consecuente y no huyó de España cuando tuvo ocasión de hacerlo. Desde su punto de vista no hacía más que cumplir con su deber. Poco antes de acabar la guerra le arrestaron los llamados nacionales, le condenaron a muerte y le ejecutaron.
(La fotografía del guardia civil confraternizando con el pueblo es obra de Agustí Centelles. La hizo el mismo día 19 de julio de 1936)
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