Aunque pueda parecer extraño, tal vez sea uno de los personajes a los que tomé más cariño mientras escribía la novela. No sé si en caso de de haberle conocido personalmente podría decir lo mismo. Era un Guardia Civil de los de antes, un hombre recto, autoritario, amante de la familia y, según quienes le conocieron, más católico que Dios. Pero también representó el triunfo de los principios y de la palabra dada sobre la traición y la deslealtad. Probablemente habría participado en el alzamiento con todo su corazón, pero su concepto del deber le obligó a ponerse de parte del pueblo y, con él, el regimiento que estaba a sus órdenes. Es una de las contradicciones de aquella guerra que tuvo casi tantas variantes, posturas e ideologías como combatientes.
Aparte de participar en los hechos de julio de Barcelona, estuvo presente en otros escenarios bélicos como Talavera, Escalona, Navalcarnero y Madrid, por ejemplo, donde el frente estaba en las afueras de la ciudad y el coronel, en cierta ocasión, se quejó de tener que acudir a la guerra en metro.
Fue fusilado en Montjuïc el 8 de febrero de 1940. Se rindió en Ciudad Real al general Yagüe y, según se dice, éste le propuso la posibilidad de huir a Portugal en avión. Escobar, hombre de honor como pocos, se negó y le dijo que Las guerras hay que saber perderlas; a lo cual le respondió Yagüe: ¿Y quién le garantiza a usted que nosotros vamos a saber ganarlas?
Para saber mejor lo que significó el coronel Escobar puede consultarse:
—Risques, Manel y Barrachina, Carles, Procés a
—Olaizola, José Luis, La guerra del general Escobar, Editorial Planeta, Barcelona, 1983.
(La foto de arriba está extraída de www.rojoyazul.net)
9 comentarios:
Escobar demostró tener principios morales y, lo más difícil, ser fiel a ellos; aunque tuviese que remar contra corriente y perder la vida.
Esa es la mayor grandeza del ser humano y la que, desgraciadamente, menos abunda.
Eso es lo que nos hace dormir tranquilos cada noche y nos da coherencia.
No me extraña que te gustase ese personaje, César. A mí también.
Sí, pero hay que tener cuidado. Se dice que Escobar luchó en dos guerras a la vez. Una contra los facciosos y otra contra sí mismo. Es verdad que se puso de parte del pueblo, pero estaba a las órdenes del general Aranguren, jefe de la Guardia Civil de toda la región. Fue Aranguren quien le ordenó que se pusiera a las órdenes de las autoridades republicanas. Es sólo un detalle. Como es natural, no estoy intentando quitarle el valor que merece.
Entonces, piensas que solo actuó así por obediencia a la institución jerárquica a la que servía?
Qué crees que hubiese hecho si le hubiesen dado órdenes contrarias?
Sin duda alguna, habría obedecido. Pero eso no está mal. Su juramento le obligaba a obedecer las órdenes y eso hizo, al margen de creer que lo correcto era otra cosa. Si todos los militares hubiesen sido como él, no habría habido guerra.
si mes no, lo que está claro es que fue un hombre de honor. Y tienes razón que entre hombres de honor no cabe la guerra.
El general en jefe de los militares de la región era Llano de la Encomienda, que estaba totalmente en contra del alzamiento. Si todos le hubiesen obedecido, en Cataluña por lo menos no habría pasado nada.
Cuando dices de la región, te refieres a Cataluña?
Pero, qué crees que hubiese ocurrido si hubiesen obedecido a Llano de la Encomienda? en qué medida tenía el gobierno de la república adictos entre los militares?
Pero es que crees que Cataluña se hubiera podido quedar al margen de la guerra
A ver, son dos cosas. En primer lugar, cuando hablo de región me refiero a región militar; y en este caso, a Cataluña.
Respecto a lo que dices acerca de si habría sido posible que Cataluña se hubiera quedado al margen, tal vez me he explicado mal. Cataluña NUNCA habría podido quedarse al margen. Lo que he pretendido decir es que, si en Cataluña no habría pasado nada porque los más altos mandos eran leales a la República, también debía suceder lo mismo en el resto de España. Ten en cuenta que el gobierno de España ya sospechaba que iba a haber un alzamiento y, en consecuencia, destituyó a muchos jefes susceptibles de estar de acuerdo con él. En su lugar puso a jefes leales. Eso no impidió, no obstante, que los siguientes en las líneas jerárquicas ocuparan el lugar de los destituidos y apoyasen la rebelión.
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