sábado, 10 de noviembre de 2007

IV

LA NOVELA, A PESAR DE TODO

Pero llegaron los malos vientos. Graves problemas familiares desviaron el rumbo de mis inquietudes y mis proyectos dejaron de serlo, al menos, de momento. Después me quedé sin trabajo. Pasé un año y medio volcado en el arte de existir, conocí a gente muy valiosa y disfruté de nuevas vivencias, pero no escribí ni una línea. Parecía que no pudiera pasar nada más cuando, en una visita al médico que yo creía sin importancia, me detectaron un tumor en las cuerdas vocales; o sea, un cáncer.

Con ayuda de mi compañera pude vencer a la enfermedad. Fueron cuatro o cinco meses de pruebas, ya que los primeros médicos pretendían dejarme sin voz para siempre, y otros cuatro meses y medio de radio y quimioterapia. Para evadirme amontoné sobre la mesa los apuntes que había ido tomando y empecé a escribir. El día 12 de abril me dijeron que del cáncer solo quedaba el recuerdo, que conservaría la voz y que, si seguía comportándome como es debido, podría seguir viviendo como cualquiera. Eso sí: sin fumar. Un mes más tarde, más o menos, terminaba el relato.

La verdad es que no sé cómo pude ni siquiera poner orden en los datos que tenía. Se me haría difícil hoy en día, sin medicaciones, sin calmantes, sin efectos secundarios de la quimioterapia y sin amenazas de operaciones brutales que ya no deberían tener cabida en nuestra época y, sin embargo, siguen haciéndose. Pero el texto fluyó. Mientras escribía el relato continuaba documentándome sobre aquellos tres días de julio. A veces tenía que volver a lo ya escrito para rectificar alguna secuencia sobre la marcha. No era nada grave. La estructura fragmentada de la obra me permitía ir hacia delante y hacia atrás a mi conveniencia. Y, como digo, poco más tarde de saber que estaba libre de peligro, envié el texto a varias editoriales. Pronto, al cabo de un mes, respondieron de la Fundación Anselmo Lorenzo. Estaban dispuestos a editar el libro.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Por suerte has superado tu enfermedad "sin consecuencias", si dejamos al margen la de dejar de fumar, que seguro que más que perjudicarte te ha beneficiado. No sé a quien le tenemos que dar las gracias los que te queremos; si a tus médicos, a tu prudencia, o a tú osadía, así como a tu pareja... pero, desde aquí, Gracias.